Visita privada: Puro interior milanés
Laura Dragotti es la responsable de una de las nuevas instituciones gastro de Milán. Descubre su hogar, una blanca y radiante casa-jardín.
Encontró esta magnífica vivienda por casualidad, tras asomarse al balcón de la casa de una amiga: El edificio de enfrente, una antigua bolera en rehabilitación, escondía espacios luminosos, poco convencionales y rodeados de zonas verdes. ¡Y todo esto en el centro de Milán! “Fue amor a primera vista”, confiesa Laura Dragotti, propietaria del restaurante Riad Food Garden y responsable de toda la decoración del apartamento que comparte con su marido Roberto, sus dos hijos y un gato. “¿Que por qué todo en mi casa es blanco? Porque Milán es gris”, dice, sonriendo. Efectivamente, el blanco va desde el suelo a las paredes, de los muebles a los tejidos y objetos de la casa, siempre en contraste con el verde de las plantas de interior y de las dos terrazas.
Es primera hora de la mañana y Laura Dragotti está ya trabajando, sentada en su escritorio. Lejos queda el ajetreo de una de las arterias principales de Milán. El acceso a su casa es toda una aventura. El visitante ha de cruzar el patio escondido de un palacio de estilo Liberty-modernista, en una pequeña calle, y subir en ascensor desde la terraza hasta un primer piso.
Una vez allí, uno se ve envuelto en mitad de una pequeña jungla verde en plena ciudad: Desde el piso de abajo ni se sospecha que aquí arriba hay varios apartamentos. Atravesando una pequeña verja se accede por fin al último y más grande, el hogar de Laura y su familia.
Convierte tu terraza en un edén con muy poco esfuerzo
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La cocina –único espacio de la casa que tiene un suelo en tonos oscuros–, es la prolongación natural del comedor. El muro que divide ambas zonas, con una altura aproximada de un metro, se convierte en una cómoda mesa de trabajo que favorece la comunicación entre los comensales y quien esté cocinando.
Desde las cacerolas a los electrodomésticos, pasando por el frigorífico Smeg, aquí todo es de color blanco o crema, potenciando la sensación de luminosidad.
Cómo conseguir que tu cocina blanca esté (y se mantenga) radiante
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La zona de relax y tertulia se sitúa frente a la chimenea, donde encontramos un precioso sofá de tela, el modelo de la línea Ghost de Gervasoni. “¡Es el único sofá que hubiera podido encajar en mi casa!”, comenta Laura. “Además, adoro sentarme en el suelo”, añade, haciendo un gesto para señalar los cojines que hay sobre la alfombra marroquí.
Aquí está también el rincón preferido de la familia. “Aunque estamos casi siempre en la cocina“, confiesa Laura, “el que más nos gusta es el espacio situado justo frente a la chimenea, que en invierno está siempre encendida”.
Aquí está también el rincón preferido de la familia. “Aunque estamos casi siempre en la cocina“, confiesa Laura, “el que más nos gusta es el espacio situado justo frente a la chimenea, que en invierno está siempre encendida”.
Ubicado frente al sofá, se sitúa el sillón de fibra vegetal modelo Crinoline de B&B Italia, de la diseñadora española Patricia Urquiola. La pieza gemela –con un respaldo ligeramente más bajo y menos elaborado–, se encuentra en la terraza.
Conecta tu hogar con la naturaleza, gracias a las fibras vegetales
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Sobre el sofá vemos una lámpara muy peculiar: Un hilo eléctrico retorcido en una viga del techo, del que cuelgan las lamparillas. Fue idea de Laura y ella misma se encargó de llevarla a cabo.
Una antigua mesa de leñador barnizada en color blanco hace las veces de escritorio… o de guardián de objetos valiosos: cajitas de metal, viejas tijeras compradas en mercadillos de medio mundo y las imprescindibles plantas suculentas, las preferidas de Laura.
Una antigua mesa de leñador barnizada en color blanco hace las veces de escritorio… o de guardián de objetos valiosos: cajitas de metal, viejas tijeras compradas en mercadillos de medio mundo y las imprescindibles plantas suculentas, las preferidas de Laura.
La sala de la televisión, semioculta pero contigua al salón, es un espacio sencillo y elegante. Aquí no encontramos sofás, sino unos mullidos colchones de lana de Mimma Gini Tessuti. En caso de necesidad, se convierten en cama para recibir a los amigos de los niños.
Completa la zona de día un espacio de servicio, con un pequeño lavadero y un baño.
Completa la zona de día un espacio de servicio, con un pequeño lavadero y un baño.
Los escalones de la escalera que lleva a la planta superior se separan unos de otros por piezas de tela Toile de Jouy, en tonos que van del verde al azul y al beige. Estas telas son tejidos estampados que se producían en Jouy-en-Josas, cerca de Versalles, durante el siglo XVIII, imitando a los chintz indios, de moda por aquella época.
Versátiles y con un característico estampado monocromático, son, también hoy, sinónimo de elegancia atemporal.
Toile de Jouy: Un clásico estampado que se renueva
Versátiles y con un característico estampado monocromático, son, también hoy, sinónimo de elegancia atemporal.
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Al final de la escalera, llegamos a un pequeño distribuidor. Una pila de libros hace las veces de objeto decorativo en el espacio del balcón de la segunda planta, que se abre a la planta inferior. Peces de metal cuelgan allí y allá, dando personalidad a los rincones.
En el segundo piso encontramos las dos habitaciones de los chicos con camas de hierro forjado de Cantori, los baños y la habitación principal.
Piezas de metal: Aprende a limpiarlas y mantenerlas en perfecto estado
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La habitación principal es sencilla y pulcra, como el resto de la casa: tejidos naturales, de colores claros que van del blanco al gris azulado, cubren la cama con dosel de Orizzonti.
Color en el dormitorio: Cómo el gris puede hacer tu cuarto más luminoso
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Es una casa llena de pequeños detalles, todos ellos muy queridos y seleccionados con sumo cuidado. El objeto más valioso es “el castillo”, una pequeña jaula de hierro fabricada por Vox Populi Décoration de Aviñón, regalo del marido de Laura.
Luego están los farolillos marroquíes, los recipientes de terracota esmaltada que sirven para cocinar el tajine –plato tradicional del norte de África de fuerte aroma especiado–, o los cestos de mimbre repartidos por todas partes.
Uno de los muebles más queridos es este pequeño armario de herencia familiar que perteneció en su día a los bisabuelos de Laura. Originariamente era de madera oscura, pero ahora está pintado y barnizado en tonos blanco crema.
Además de la terraza de la primera planta, donde encontramos la butaca para exteriores Crinoline de B&B Italia, hay otra en la planta superior, a donde asoman los dormitorios. Se trata de espacios abiertos, llenos de plantas y enredaderas, jaulas y pajarillos de hierro, además de pequeños invernaderos para las plantas suculentas.
Antes de marchar, toca saludar a Arsenio, un gato de raza thai y quinto habitante de la casa.
CUÉNTANOS…
¿Qué es lo que más te ha gustado de la casa de Laura? Comparte tu opinión con nosotros en los comentarios
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Quién vive aquí: Laura Dragotti y Roberto Pistolesi, junto a sus dos hijos adolescentes y su gato Arsenio
Situación: Milán
Superficie: 280 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, cocina-sala de estar, zona de servicio, 3 habitaciones, 3 baños, 2 terrazas (una en cada piso)
“La casa estaba a medio construir cuando la compré: He podido decidirlo todo yo misma, desde la distribución a la selección de los materiales”, señala esta Licenciada en Bellas Artes y responsable, también, de la decoración de todas las estancias.
En su restaurante, Riad Food Garden –local milanés que en solo un año se ha convertido en una de las referencias de la ciudad– también ha podido dar rienda suelta a tres de sus pasiones: la buena comida, las plantas y la hospitalidad.