Piso en el centro de Bilbao
Uno de los logros que se ha conseguido con la nueva distribución ha sido la creación de un nuevo espacio para un área office en la cocina, que no existía previamente. De esta manera, se ha cumplido uno de los deseos de la propietaria, que era contar con un comedor de uso diario dentro de la cocina, además de otro comedor para ocasiones especiales integrado en el espacio del salón-comedor abierto.
Mueble de cocina y estor, diseño de Raquel González. Grifería, de Plados. Pavimento, de Aparici. Encimera y contrapecho, de Sapienstone. Horno y placas de inducción, de Midea. Lavavajillas, de Whirpool. Secadora, de Balay. Campaña extractora, de Teka.
Una de las principales necesidades de la clienta era ganar más almacenamiento en la cocina. Aprovechando la planta irregular del espacio, se ha integrado el área originalmente destinada al comedor-cocina en el nuevo diseño, creando un frente amplio en chaflán para el mobiliario principal en línea. El espacio anteriormente ocupado por el comedor se ha utilizado en forma de "L" para crear un nuevo espacio de lavado y, frente al mobiliario principal, se ha creado un pequeño de comedor para uso diario.
En esta ocasión, la separación visual de esta estancia con el resto de espacios de la vivienda también se ha realizado mediante un cambio de suelo, siguiendo la línea en blanco y negro, pero utilizando un suelo hidráulico de estilo vintage en cerámica que contrasta con el mobiliario de cocina de estilo minimalista. El efecto creado con el suelo dispuesto de forma paralela a las líneas perpendiculares de la casa se debe a que la pared donde se apoya la cocina se encuentra en chaflán, y se ha preferido mantener la continuidad visual del resto de la vivienda.
Dada la abundante entrada de luz natural en este espacio, se ha optado por escoger un mobiliario en laca negra que contrasta con la encimera de madera
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