Visita privada: La nueva vida en el campo de una artesana textil
La protagonista de esta historia decidió que quería una vida más tranquila con su familia lejos de la ciudad.
A pesar de tener un marcado estilo nórdico, está casa está situada a las afueras de un pequeño pueblo al oeste de Francia. Su propietaria, la artista textil Julie Oili, nos recibe en uno de los patios de la vivienda, con bonitas vistas a un campo recién segado.
“Después de haber vivido en varias casas y de haber hecho algunas reformas en la zona de Nantes, esta es la primera vez que sentimos que vamos a quedarnos en una casa algo más de tiempo –dice la artista. Antes tenía un ritmo frenético de trabajo, pero hemos decidido repensar nuestro futuro y optar por una estilo de vida más satisfactorio que pasaba por trabajar desde casa en un ambiente más tranquilo y agradable”, cuenta.
“Después de haber vivido en varias casas y de haber hecho algunas reformas en la zona de Nantes, esta es la primera vez que sentimos que vamos a quedarnos en una casa algo más de tiempo –dice la artista. Antes tenía un ritmo frenético de trabajo, pero hemos decidido repensar nuestro futuro y optar por una estilo de vida más satisfactorio que pasaba por trabajar desde casa en un ambiente más tranquilo y agradable”, cuenta.
Para la construcción de la vivienda, la pareja se inspiró en los salorges: unas construcciones tradicionales de la zona que se usaban para almacenar sal de las marismas. Normalmente están pintadas de negro. “Hicimos dos cubos completamente negros que dan a los patios de la casa, cada uno decorado diferente en función del uso que les damos”, cuenta la propietaria.
En la entrada, los taburetes son de un viaje familiar a Marrakech. Contrastan con la pared, pintada en un bonito tono azul. En la pared, una obra de la dueña que aporta un toque final elegante.
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Desde la entrada se accede directamente al comedor. La dueña encontró la mesa en internet. Las sillas son del diseñador Matteo Grassi.
“Siempre me ha gustado invertir en piezas de diseño, como la lámpara de Ingo Maurer (es el modelo Zettel´z 5). Hace 13 años que la tengo y no me canso de ella”, cuenta la artista.
El suelo de la vivienda es un parqué de madera de roble macizo muy elegante.
El suelo de la vivienda es un parqué de madera de roble macizo muy elegante.
En la cocina destacan los taburetes Tolix. La cocina está hecha con madera reciclada de graneros.
Los armarios panelados de madera ocultan todos los electrodomésticos y el equipamiento de la cocina. La isla de cocina es un modelo fabricado en zinc, pero la idea es cambiarla por un modelo de Dekton, un material más resistente. El lucernario inunda toda la cocina de luz natural.
Los armarios panelados de madera ocultan todos los electrodomésticos y el equipamiento de la cocina. La isla de cocina es un modelo fabricado en zinc, pero la idea es cambiarla por un modelo de Dekton, un material más resistente. El lucernario inunda toda la cocina de luz natural.
Unos enormes ventanales abren el salón al exterior. La pared negra disimula la estufa tradicional en la esquina de la habitación y a la vez da sensación de profundidad. “La estufa de pellets calienta toda la casa por unos 30 € al mes y la estantería, a medida, está hecha con listones de madera reciclados”, dice la propietaria.
La propietaria confiesa estar “completamente enamorada” de su sofá (en la imagen). “Es el icónico modelo Vizir, de Caravane. Lo encontré en Le Bon Coin, una página de anuncios clasificados. Estaba en pésimas condiciones, pero lo restauré con una tela vintage de estilo índigo, de Mali, que encontré en un viaje a San Francisco y que se parece mucho a la tela original. Todas las alfombras proceden de Marrakech, donde hemos ido de vacaciones en los últimos siete años”.
La artesana creó una obra especial en rafia para enmarcar el espejo (en la imagen anterior). Encima de la maleta antigua hay una original lámpara hecha con el aro de un barril.
El salón se abre a uno de los patios de la vivienda en el que la pareja suele sentarse por las noches. Tiene una estufa para hacer un buen fuego en las noches más frescas. Los bancos están decorados con cojines, algunos comprados en Marrakech y otros en Caravane, la tienda de donde procede el sofá azul del salón. Los cojines estampados con telas Liberty, de la marca Ondine Saglio, aportan un toque delicado al conjunto.
El dormitorio principal se encuentra situado en uno de los cubos negros a los que hemos hecho referencia al principio que están alrededor de los patios.
“Aposté por una alfombra de fibras vegetales en el suelo del dormitorio porque me encantan los materiales naturales y rústicos. Las mesillas de noche son unas piezas talladas en madera de roble”.
En la pared que da al baño del dormitorio cuelga una de sus obras. Se trata de una mezcla de lana negra y rafia.
En la pared que da al baño del dormitorio cuelga una de sus obras. Se trata de una mezcla de lana negra y rafia.
En el baño se ha elegido un revestimiento de microcemento. Los grifos del lavabo van encastrados a pared y hacen juego con un lavabo inspirado en los de los colegios antiguos.
El dormitorio principal se abre a otro de los patios de la vivienda. En la foto superior, a la izquierda, se adivina un cama militar antigua; concretamente de 1942. La familia usa este patio (en la foto de la izquierda), que tiene una zona de jardín con pinos, para descansar, relajarse y pasar tiempo juntos.
Es en la buhardilla donde Oili crea sus obras. La gran alfombra es una Beni M’rirt: un modelo artesanal bereber.
“Antes solía tejer en el salón, pero cuando hicimos esta casa decidí que quería un espacio para mí donde pudiera diseñar mis obras con tranquilidad. Todo surgió cuando empecé con mi tienda online (Lindigo Weabing)”, dice.
“Antes solía tejer en el salón, pero cuando hicimos esta casa decidí que quería un espacio para mí donde pudiera diseñar mis obras con tranquilidad. Todo surgió cuando empecé con mi tienda online (Lindigo Weabing)”, dice.
“Aquí arriba disfruto de un ambiente más nórdico que me gusta mucho”. Me encantan los troncos de abedul que instaló Benjamin, mi marido, y también de la pared negra que resalta mis piezas”, asegura la artista.
El suelo de la buhardilla es de madera pintada de blanco. La barra colgante con obras de la artista es una pieza hecha a medida por un herrero local y consiste en una cuerda de cáñamo que se pasa por el tubo de aluminio. Junto a ella hay una colección de maletas y baúles antiguos y una cama plegable; todo comprado en mercadillos callejeros.
Oili trabaja entre ocho y diez horas al día. “Generalmente, empiezo a trabajar con algún elemento o material de tendencia, como la rafia o las lentejuelas. Primero, preparo mi bovina de lino en los telares y luego voy entretejiendo la lana o hago nudos, como en las alfombras”, cuenta.
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Su última obra, en la imagen superior, le ha llevado cinco semanas de trabajo y está hecha con unos 15 kilos de lana.
En la imagen, la preciosa lanateca de la artista donde almacena todas sus lanas y materiales. Es una obra de su marido, Benjamin, y está hecha con tablones de madera reciclados.
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Quién vive aquí: la artista textil Julie Oili, su marido Benjamin, que trabaja como comercial de ventas en una empresa de construcción y sus dos hijos: Martin (19) y Tom (16)
Situación: en un pueblo cerca de Guérande y Nantes, en la costa oeste de Francia
Superficie: 185 metros cuadrados
Fotografía: Jours & Nuits / ©Houzz 2019
“Elegimos esta parcela por su orientación soleada, por las vistas al campo, casi infinitas, y los maravillosos pinos, que siempre soñé tener en mi propio jardín”, cuenta Oili.
El edificio consiste en un bloque de hormigón con un revestimiento de pino tratado para exterior. “Queríamos una construcción simple, pero refinada, dentro de un presupuesto razonable y desechamos usar materiales caros. Además, la altura del edificio permitió que uno de mis sueños se hiciera realidad: tener mi propio taller”, dice.